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viernes, 26 de febrero de 2010

Tengo el día ñoño

Hoy lo que me apetece es ver fotos de mi hijo y pensar en cosas bonitas. De lo único que tengo ganas es de recordar las cosas graciosas que hace y los momentos agradables que pasamos juntos.

Supongo que es algo que nos pasa a los padres y las madres, que tenemos días de caída de baba general. Hoy es uno de esos días.

Mi niño está precioso, me lo como a besos todo el tiempo. Está en esa fase en la que hace las mil monerías y en la que casi todos los momentos con él son divertidos.

Coge sus juguetes y se pone a hablar sólo. Hace que los muñecos hablen entre sí y ¡menudas conversaciones que tienen! Si me paro a escucharle me parto de risa.

Imita todo lo que escucha. El otro día estaba viendo “Qué vida más triste” y salía Borja diciendo “toma, toma”, que es una de sus expresiones habituales, y mi peque lo repetía “toma, toma”. Como vio que me hacía gracia, se pasó el rato repitiéndolo “toma, toma”.

Después volvió a salir Borja, pero ahora con su “flipa, flipa” y mi peque decía “pipa, pipa”. Así se pasó el rato, entre “toma, toma” y “pipa, pipa”.

Le encanta aprender cosas y yo estoy feliz con eso. Tiene un cuento de pintar que le regalaron que es de Spiderman y le gusta señalar las letras de “SPIDERMAN” de la portada y que yo le vaya diciendo qué letra es cada una. Mientras él repite “pideman, pideman” y va diciendo los nombres de las letras.

También está aprendiendo los números. Me hace gracia ver a un niño tan pequeño contando del uno al diez. A veces está jugando y lo oigo contar:”uno, do, te, cuato, quinco, cheis, tiete, osso, nueve, die”. Otras veces se salta algunos o empieza a contar en el cuatro ¡¡más monoooo!!
He estado repasando fotos del año pasado y comparándolas con cómo está ahora y el cambio es tan grande… Es increíble cómo cambian en tan poco tiempo. Dejan de ser bebés para convertirse en niños. Es impresionante.

De esto sólo nos damos cuenta los padres cuando miramos las fotos, porque como los vemos cada día, no nos damos cuenta de lo diferentes que están. Nos parece que siempre han sido como son ahora. Nos quedamos con la imagen actual de nuestros hijos.

Cuando nacen son tan pequeños, tan frágiles… y verlos ahora cuando ya saben andar sin ayuda y empiezan a jugar sólos durante un rato. Da la sensación de que es el comienzo de la independencia.

Es maravilloso verles evolucionar. Son una pequeña parte de ti y es una gran emoción ver sus progresos.

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